¿Qué pasa con el cine?

Eduardo Gonzalez

·

Nov 8, 2022

·

? min

Varias figuras de la industria cinematográfica han descrito últimamente el estado actual del cine como frágil y en declive. Es principalmente el caso de Martin Scorsese, quien escribió un ensayo en 2019 argumentando que "la situación en este momento es brutal e inhóspita para el arte." Muchas de estas opiniones culpan a las películas de franquicias y a su forma moderna de producirlas por esta tendencia del cine a ser cada vez más homogéneo y formateado.


Desde que el DVD dejó de usarse, las películas han perdido gran parte de su habilidad para ganar dinero después de haberse estrenado en salas de cine. Ahora, prácticamente todos los ingresos de una película vienen del número de boletos que logró vender. Una historia es mucho más accesible entre culturas si tiene un estilo simple, una trama fácil de seguir, y pocas referencias culturales o ideológicas. De aquí el enfoque de varias grandes producciones de seguir una fórmula repetitiva (pero exitosa) en vez de apostar por el talento creativo individual detrás de los proyectos. A raíz de esto, una película que busca maximizar sus ganancias tiene ahora que maximizar su audiencia. El resultado es un mercado saturado de películas que se ven y se sienten iguales.

Los estrenos en streaming se han convertido en una alternativa interesante al estreno en salas ahora que todas las casas productoras principales han desarrollado sus propias plataformas. No siempre son una mala idea ya que permiten que películas y cineastas menos conocidos consigan de forma inmediata una audiencia de millones de personas sin tener que preocuparse por vender boletos. Pero los ingresos de estas compañías dependen de la cantidad de contenido consumido por sus usuarios. Por esto, muchas de sus producciones no buscan ser experiencias cinematográficas sino más bien experiencias ambientales, en donde el resultado final es "tan insignificante como interesante."

Los usuarios pueden disfrutar de estas películas y series de televisión de forma pasiva, mientras cocinan, limpian o miran su teléfono. Entre más horas en el servicio, más justificada se siente la suscripción.

Varias figuras de la industria cinematográfica han descrito últimamente el estado actual del cine como frágil y en declive. Es principalmente el caso de Martin Scorsese, quien escribió un ensayo en 2019 argumentando que "la situación en este momento es brutal e inhóspita para el arte." Muchas de estas opiniones culpan a las películas de franquicias y a su forma moderna de producirlas por esta tendencia del cine a ser cada vez más homogéneo y formateado.


Desde que el DVD dejó de usarse, las películas han perdido gran parte de su habilidad para ganar dinero después de haberse estrenado en salas de cine. Ahora, prácticamente todos los ingresos de una película vienen del número de boletos que logró vender. Una historia es mucho más accesible entre culturas si tiene un estilo simple, una trama fácil de seguir, y pocas referencias culturales o ideológicas. De aquí el enfoque de varias grandes producciones de seguir una fórmula repetitiva (pero exitosa) en vez de apostar por el talento creativo individual detrás de los proyectos. A raíz de esto, una película que busca maximizar sus ganancias tiene ahora que maximizar su audiencia. El resultado es un mercado saturado de películas que se ven y se sienten iguales.

Los estrenos en streaming se han convertido en una alternativa interesante al estreno en salas ahora que todas las casas productoras principales han desarrollado sus propias plataformas. No siempre son una mala idea ya que permiten que películas y cineastas menos conocidos consigan de forma inmediata una audiencia de millones de personas sin tener que preocuparse por vender boletos. Pero los ingresos de estas compañías dependen de la cantidad de contenido consumido por sus usuarios. Por esto, muchas de sus producciones no buscan ser experiencias cinematográficas sino más bien experiencias ambientales, en donde el resultado final es "tan insignificante como interesante."

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Varias figuras de la industria cinematográfica han descrito últimamente el estado actual del cine como frágil y en declive. Es principalmente el caso de Martin Scorsese, quien escribió un ensayo en 2019 argumentando que "la situación en este momento es brutal e inhóspita para el arte." Muchas de estas opiniones culpan a las películas de franquicias y a su forma moderna de producirlas por esta tendencia del cine a ser cada vez más homogéneo y formateado.


Desde que el DVD dejó de usarse, las películas han perdido gran parte de su habilidad para ganar dinero después de haberse estrenado en salas de cine. Ahora, prácticamente todos los ingresos de una película vienen del número de boletos que logró vender. Una historia es mucho más accesible entre culturas si tiene un estilo simple, una trama fácil de seguir, y pocas referencias culturales o ideológicas. De aquí el enfoque de varias grandes producciones de seguir una fórmula repetitiva (pero exitosa) en vez de apostar por el talento creativo individual detrás de los proyectos. A raíz de esto, una película que busca maximizar sus ganancias tiene ahora que maximizar su audiencia. El resultado es un mercado saturado de películas que se ven y se sienten iguales.

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